Por Hana Fischer
Raúl Castro –al igual que en vida su hermano Fidel– siente gran desprecio por el ser humano. Para ellos las personas no son más que medios para lograr sus fines, que básicamente consisten en mantenerse en el poder a toda costa. Incluso si el precio a pagar es bañar en sangre a su país, al continente e incluso, provocar un cataclismo mundial.
