Me siento honrada de participar en
esta celebración de los 15 años del Plan Colombia que sin duda es la iniciativa
más exitosa de política exterior que ha tenido Colombia en su historia.
Me siento honrada de participar en esta celebración
de los 15 años del Plan Colombia que sin duda es la iniciativa más exitosa de
política exterior que ha tenido Colombia en su historia y por lo cual tenemos
gratitud con el pueblo norteamericano y con las administraciones Clinton, Bush
y Obama.
Vine por mi cuenta a atender esta invitación del
presidente de EEUU, pues tuve el privilegio de ser Ministra de Comercio
Exterior y luego Ministra de Defensa y trabajar de cerca en aprovechar al
máximo la ayuda norteamericana para el beneficio de nuestro país. Como
Ministra de Comercio Exterior en el Gobierno de Andrés Pastrana, tuve la
oportunidad de acompañarlo a él y a su canciller Guillermo Fernández de Soto a
plantearle al presidente Clinton la iniciativa del presidente Pastrana y su
concepto de la corresponsabilidad en la lucha contra el narcotráfico
durante la visita oficial a Washington en 1998.
Tuve también el privilegio de participar
activamente en la implementación del Plan Colombia como Ministra de
Defensa del ex presidente Álvaro Uribe y a través de su política de
Seguridad Democrática, desarrollar sus componentes de fortalecimiento
institucional, lucha contra el narcotráfico y lucha contra los grupos armados y
el terrorismo, con lo cual recuperamos el control territorial de muchos lugares
de Colombia gracias a nuestra fuerza pública ya fortalecida y más profesional
por la ayuda de EEUU.
Sin el Plan Colombia jamás hubiéramos podido tener
la Política de Seguridad Democrática y sin ella el Plan habría sido
insuficiente. Fui testigo de excepción de la labor de los ex presidentes
Pastrana y Uribe y actora en lo que me correspondió y con mucha gente
trabajamos por Colombia en ambos gobiernos. En particular gracias a nuestros
militares y policías, logramos evitar el derrumbe de nuestras instituciones y
sin duda impedir la toma del poder por parte de las Farc. Gracias al Plan
Colombia y la seguridad Democrática, se llevó a un punto de quiebre a las Farc
y su intención de tomarse el poder por la fuerza y eso permitió llevarlas
a la mesa de negociación, tal y como lo dejamos previsto y escrito en la
Seguridad Democrática.
Mas allá de nuestros reparos que hemos expresado
por la ausencia de condiciones indispensables que ha debido tener la
negociación para garantizar que la terminación del conflicto con Farc tenga
verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, debemos seguir
aportando ideas y puntos de vista para que la negociación del gobierno Santos
con las FARC sea sostenible , conduzca a la Paz verdadera y garantice que nunca,
nunca, Colombia repetirá los horrores del conflicto con sus innumerables
violaciones a los derechos humanos y la vejación y muerte de tantos miles de
compatriotas y de tantas mujeres.
La participación de la comunidad
internacional a través del Consejo de Seguridad de la ONU debe servir para que
Farc entreguen o destruyan sus armas en el momento mismo de la desmovilización
, e insistir en que una justicia sin sanciones efectivas que sirvan de
disuasivo a los miembros de esa y de organizaciones similares , constituyen
condición indispensable para que no se les ocurra rearmarse y tratar de poner
de nuevo en jaque a los colombianos y nuestra institucionalidad , como
estuvieron a punto de lograrlo las Farc.
Para millones de colombianos es indispensable que más
allá del apoyo de la administración Obama a la negociación del presidente
Santos con las Farc, se garantice a nuestro país una línea coherente en defensa
de la institucionalidad, la continuidad en la lucha contra el narcotráfico y la
lucha contra el terrorismo. En ese orden de ideas, sería inexplicable e
inaceptable que se atienda la solicitud de Farc de retirarlos de la lista
de terroristas, pues sería privarnos de la aplicación de la resolución
del Consejo de Seguridad 1373 de ONU , que permite entre otras cosas congelar
los activos y fondos de las personas consideradas terroristas , lo cual
serviría para que las Farc contribuya en la reparación de las víctimas.
Asimismo, es indispensable la cooperación
internacional para la aplicación de una justicia más eficaz y oportuna contra
la ilegalidad.
Cualquier nuevo programa de apoyo debe incluir
prioritariamente el apoyo a la justicia, el intercambio de inteligencia, el
fortalecimiento y mayor capacitación técnica y tecnológica de nuestros
jueces y el monitoreo a los recursos financieros que las agencias
multilaterales y los gobiernos amigos al de Colombia aporten para la
continuidad y sostenibilidad del proceso de paz. Debemos asegurar que esos
recursos no se irán a enjugar el déficit fiscal que registra hoy,
lamentablemente, la economía colombiana, ni mucho menos al bolsillo de los
corruptos. Por ello insistimos en reclamar del; Gobierno claridad, rigor
y agilidad en el presupuesto de costos y tiempo de implementación de los
compromisos asumidos por Colombia en la negociación con Farc.
Cada dólar recibido para la paz de Colombia debe
invertirse en proyectos productivos que generen empleo no sólo a los reinsertados
de FARC, sino especialmente, a los campesinos de Colombia que han sido
doblemente víctimas de la violencia y el terrorismo de ese grupo, pero
también víctimas del abandono secular del campo y de la falta de
inversión derivada de la inseguridad y del temor que por mas de 5 décadas han
generado el terrorismo y la presencia de las FARC y el narcotráfico en las
zonas rurales .
Finalmente la ayuda internacional y la de EEUU en
particular, debe servir a Colombia para continuar en el proceso de fortalecimiento
institucional y dar garantías de protección a nuestra fuerza pública,
pues su compromiso con la seguridad de los colombianos acatando las normas
constitucionales y el respeto a los derechos humanos, constituyen la condición
básica de nuestra supervivencia y fortalecimiento como democracia.
Washington, 3 de febrero de 2016